martes, 22 de abril de 2008

Rowling vs. Quintana

Pasó bastante desapercibida la semana pasada, y aunque no sea gran cosa, se merece una mención el detalle de J. K. Rowling (¿alguien no sabe todavía que es la autora de Harry Potter?) en relación con la publicación de una enciclopedia no autorizada de su mundo mágico. Al grano, al principio sonaba mal que Rowling quisiera demandar a una pequeña editorial (RDR Books) por publicar una enciclopedia que basaba sus contenidos y estructura en el sitio web The Harry Potter Lexicom. Pero después se cita una frase de la autora que se merece más de un aplauso (cito de El Mundo): "Contra el sitio de Internet no hay nada que decir, enfatizó. Pero la venta del libro por un valor de 24,95 dólares es otra cosa".

Se podrá pensar lo que se quiera sobre la demanda a la editorial (ella alega que en el libro no hay una sola palabra original y que únicamente han entresacado citas de la saga de Potter), pero lo que está claro es que Rowling tiene muy claro (y eso que las legislaciones británica y estadounidense son bastante distintas a la española) que el ánimo de lucro establece una frontera muy clara. Me gustaría saber (lo digo sin ironía ninguna) cuál es la opinión de Rowling sobre las redes P2P (emules y demás). No sé qué diría ni si yo estaría de acuerdo, pero sí parece que tiene una opinión fundada y coherente sobre el asunto, que es más de lo que se puede decir de muchos otros que no hacen más que repetir como tontos eso de que "internet ha hecho mucho daño".

Que por cierto, y casi me da vergüenza mencionarlo, me he acordado de Ana Rosa Quintana, de cómo publicó un libro con su nombre, cómo luego era un plagio, cómo luego ni siquiera lo había escrito ella y cómo, después de semejante ridículo, todavía sigue por ahí, admirada, respetada y líder de audiencias. Hay que joderse.

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1 comentario:

Pizbray dijo...

Es que la Rowling de tonta no tiene un pelo. Cuando lo leíu, me pareció sumamente inteligente por su parte, y de todos modos, la página de internet le hace propaganda, frente al libro, es competencia, de alguna manera.
Lo de Ana Rosa no tiene nombre, esa tipa ha vendido hasta su embarazo..., y a la gente le encanta. No podemos evitarlo: tenemos lo que reflejamos, lo que permitimos.