jueves, 8 de mayo de 2008

John Frusciante

Nunca he sido muy fan de los Red Hot Chili Peppers pero tampoco he dejado nunca de escucharlos del todo de vez en cuando. Y la culpa, fundamentalmente, es del guitarrista John Frusciante, que tiene una historia para contar despacito. Yo la voy a contar deprisa porque es larga.

Se funda el grupo con Hillel Slovak a la guitarra, tienen cierto éxito que da cierto dinero y se enganchan todos toditos a la heroína. Slovak tiene peor suerte que los demás y provoca la entrada Frusciante en la banda. Los demás, que han escarmentado, se limpian mientras Frusciante se engancha pero bien (están grabando el Blood Sugar Sex Magik por entonces). Se pasa de vueltas, deja el grupo y se recluye en casa convertido en un yonki que ríete de Trainspotting, graba discos en solitario cada vez más paranoicos y peor editados; el último vienen a ser trozos grabados en su estudio casero con poca coherencia y peor calidad (el tipo estaba realmente mal). Por el camino pierde los dientes, se le infectan los brazos y se le quema la casa con su colección de guitarras dentro (y debía tener rarezas y rarezas). Debió salir vivo de milagro de puro colgao que estaba. Mientras tanto, lo ha sustituido Dave Navarro (que fue uno de los míticos Jane's Addiction), pero según los seguidores de la banda (ya digo que yo nunca lo he sido), es mejor que Frusciante pero, simplemente no encaja. Los miembros del grupo deben pensar lo mismo porque después de un disco se van a casa de Frusciante, le regalan una guitarra, le pagan dientes nuevos y lo ponen de nuevo a tocar. Mal al principio, según dicen, porque tiene los brazos hechos literalmente un cristo, no se sabe si de la infección por meterse o porque se quemó en el incendio (por eso desde entonces casi siempre anda con manga larga, con lo aficionados que eran el y todos a despechugarse). Y dicen que va recuperando la forma en su último disco (Stadium Arcadium), que ni he escuchado todavía ni tengo prisa por hacerlo. Le tocará cuando me vuelva a dar el enganchón Frusciante.




Dicen por ahí por internet que el tipo no es muy bueno tocando, lo que no me importa ni un poco (habría que ver qué es eso), y que siempre está tapado por Kiedis, porque canta, y por Flea, el bajista, porque está loco (y qué jovencicos están en ese video). A mí me pasaba. Mira que escuché veces en su época el Give it away (fue imposible librarse de él) y tardé años en darme cuenta de que lo que más me gustaba era el pon ponpoon ponponponpon (algunos dirán que repetitivo y monótono) de la guitarra. Y otro punto a su favor (de Frusciante) es que le gustan Radiohead.

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1 comentario:

Teresa dijo...

Ostris, se podría escribir un novelón victoriano a lo siglo XX-XXI con esta historia...

jajajaja