Queremos empezar este texto dejando muy claro que el Contempopranea ha sido y es un Festival especialmente importante para Sidonie. Hemos tocado en 4 ocasiones y en cada una de ellas, lo ocurrido encima y alrededor del escenario ha convertido aquella noche en un recuerdo imborrable para nosotros. No hace falta que citemos las razones por las que a éste acontecimiento le rodea, año tras año, una aurea romántica y única. Como en otras ediciones, nosotros esperábamos la del 2008 con ilusión.
A parte de esto, sólo un asunto a propósito de nuestra actuación estuvo, durante un tiempo, en debate entre nuestra agencia de Management y la Producción del Festival (concretamente ,el Regidor de escenario). Producción, aun sabiendo que veníamos de muy lejos, fijó de forma inamovible nuestra prueba de sonido a las 11h de la mañana del mismo día de la actuación. Un horario así no supone un problema si la banda reside a una distancia prudencial del sitio en el que se celebra el Festival o el día anterior ha tenido una actuación en un pueblo o ciudad cercana. Nosotros teníamos que salir desde Barcelona y la distancia que nos separa de Alburquerque en furgoneta se recorre en 14 horas. Para estar en la prueba según el horario previsto, no teníamos más remedio que salir de viaje el día anterior, lo cual era inviable debido a compromisos laborables del resto de los músicos y equipo técnico.
En ésta ocasión, debido a los conflictos relacionados con el desplazamiento y horarios del grupo y después de buscar sin éxito una alternativa, finalmente, ambas partes (Producción y nuestra Agencia) terminaron por pactar que Sidonie no realizaría prueba de sonido y haría sólo un chequeo de líneas antes de la actuación, tal como se hace en muchísimos festivales. Resuelto este punto, creemos que nadie tiene derecho a tirarnos algo en cara relacionado con éste asunto.
La madrugada del jueves 24 de julio, 24 horas antes de nuestra actuación en el Festival, nosotros ya estábamos subidos a la furgoneta para viajar toda la noche y llegar a Alburquerque varias horas antes de nuestro concierto. Posiblemente, fuimos una de las bandas nacionales que más quilómetros recorrió en carretera para llegar hasta allí. Creemos que sólo por esa razón, nuestro equipo merece un respeto que al parecer muy pocas personas contemplan.
La noche del concierto, estábamos citados sobre las 23 horas para que descargáramos y montáramos el “backline” mientras tocara el grupo que nos precedía. Según lo previsto, Sidonie debíamos empezar a las 2h. A esa hora, no obstante, la banda que tocaba antes que nosotros todavía estaba sobre el escenario. Esta circunstancia, al parecer, tampoco la ha contemplado mucha gente. El grupo anterior terminó finalmente a las 2.10h, momento en que recogieron su material y nosotros pudimos empezar a montar el nuestro. Necesitamos aclarar que en los instantes en los que se está efectuando el cambio de escenario, la banda que está a punto de salir sólo desea que ése trámite se efectúe lo antes posible, en beneficio de la gente que está esperando a verles y de los propios músicos, que en ese momento, no tienen en la cabeza nada más que el deseo de pisar el escenario para tocar. En ningún caso podemos tolerar que alguien escriba o diga que en ese intervalo de espera estábamos haciendo cualquier cosa distinta a estar concentrados en la actuación. Actualmente, pocas cosas nos importan más que convertirnos, gira tras gira, en mejores músicos y profesionales. Nos cuesta tolerar que alguien ponga eso en duda, no sólo por lo que afecta a nuestra imagen (ya estamos acostumbrados a escuchar burradas acerca de nuestra actitud) sino por consideración hacia los músicos y técnicos que nos acompañan.
Por desgracia, es cierto es que en el cambio entre el grupo que nos precedía y Sidonie tuvieron lugar varias complicaciones que provocaron un indeseable retraso. Esperamos que se entienda que no se puede iniciar una actuación sin que todos los instrumentos suenen correctamente. Nuestro concierto empezó en el instante en que todos los problemas técnicos estuvieron resueltos.
En nuestra opinión, salimos a tocar motivados, sonrientes, concentrados y con muchas ganas de ofrecer un buen espectáculo. Ayer recordábamos que nuestra interpretación de “Sidonie Goes To Varanasi” fue especialmente intensa e inspirada. Volábamos, nos comunicábamos y nos divertíamos. Ese entusiasmo, por desgracia, duró muy poco. En ese mismo instante, nuestro Road Manager, que llevaba varios minutos discutiendo con el Regidor de escenario, nos comunicó que sólo nos dejaban tocar una canción más. No dábamos crédito a lo que nos estaba diciendo. ¡Llevábamos apenas 20 minutos de repertorio y todavía nos quedaba 35 minutos de actuación! Al terminar de tocar el último acorde, mientras el regidor de escenario seguía presionando a nuestro Road Manager para que abandonáramos el escenario, nos despedimos del público. Creemos que dejamos suficientemente claro que nos estaban echando de allí sin entender la razón de tal radical decisión. Nunca antes habían mutilado la mitad de nuestro repertorio. Fue una sensación extrañísima, una situación difícil de asumir. Nuestro enfado después de esa actuación era terrible y visible. ¿A alguien se le puede pasar por la cabeza que un grupo que invierte 28 horas entre ida y vuelta para estar en un Festival, pueda conformase con tocar tan sólo 25 minutos?