jueves, 20 de septiembre de 2007

Cortázar

De "niño" intenté leer a Borges, pero no pude. Lo intenté con Ficciones, en una edición preciosa de tapas blancas, pero lo devolví a la biblioteca sin haber llegado a la mitad. De "joven" sí, en mis últimos años universitarios me metí a fondo en laberintos, infinitos, círculos y tigres; y sus libros, que fui comprando de feria del libro en feria del libro, siguen siendo claros favoritos en mi colección. Por aquel entonces, Cortázar no me llamba demasiado la atención. Lo intenté con Rayuela, de las dos formas, pero no, en la cuestión argentina dominaba Borges.

Poco a poco, a medida que me he ido alejando de la "academia", Cortázar ha ido ganado posiciones, sobre todo gracias a sus cuentos, y hasta en un arranque poco frecuente me animé a leer su poesía (pese a ser yo y declararme siempre prosaico). Y por ahí por sus poemas encontré un par de fragmentos de los que en otros tiempos me hubieran llevado a buscar una asignatura para la que escribir unas cuantas líneas y retorcerlos y estrujarlos para sacar todas las lecturas posibles y algunas imposibles.

Éste es un fragmento de "Los amantes"

Amanece en los carros de basura,
empiezan a salir los ciegos,
el ministerio abre sus puertas.
Los amantes rendidos se miran y se tocan
una vez más antes de oler el día.

Ya están vestidos, ya se van por la calle.
Y es sólo entonces
cuando están muertos, cuando están vestidos,
que la ciudad los recupera hipócrita
y les impone los deberes cotidianos.


Y el otro es el texto completo de "Amor 77"

Y después de hacer todo lo que hacen, se levantan, se bañan, se entalcan, se perfuman, se peinan, se visten, y así progresivamente van volviendo a ser lo que no son.




No hay comentarios: