Hoy cortopego rapidito. Sobre el parking (o los varios) que quiere el Ayuntamiento construir en Zamora, sobre los vecinos, la oposición y el cómo somos los zamoranos en general. Lo firma M. Prieto Peromingo. No lo sigo y no sé quién es. Casi mejor para no buscar entre líneas lo que lo mismo no dice.
Tres notas breves. Primero, no sé yo no esta historia no se repetirá más o menos igual en todas las ciudades, que a veces pensamos que en otras partes atan a los perros con longanizas (aunque lo mismo sí que se gestionan con algo más de eficacia). Segundo, estoy intrigado con el desarrollo del "famoso caso del polígono que quieren construir en Villagodio" (bastantes similitudes con "el caso del parking"). Y tercero, en los comentarios al artículo que dejo, alguien escribe: "A los que dicen que ellos no tienen garajes en sus casas decirles que tienen dos parkings a menos de 300 metros". Un infinitivo (decirles) de los que hablaba el otro día. Empiezan a formar parte del uso. Antes (hace no mucho tiempo) hubiéramos leído "quiero decirles" o "les digo".
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Parking" de la plaza del Cuartel Viejo. Difícil asunto. Este parece ser un tema opinable, sobre todo por la cantidad de comentarios distintos que se escuchan en la calle, a poco oído que uno ponga. Solo no se enteran los que no quieren escuchar. Hay dejadez en esto como en otras tantas cosas.
En principio, parece que lo lógico es que los primeros que deben dar opinión y ser oídos por el Ayuntamiento son los afectados. El problema entonces es discernir quiénes son de verdad los afectados: si solo los moradores de las casas de la plaza del Cuartel Viejo o también otros, que a lo mejor desconocemos. A nadie se le debe recortar el derecho de expresión. Y parece que en esas estamos: todo el mundo expresa lo que siente. El asunto preocupante para unos no es que les vayan a hacer un parking, el problema puede ser que les deshagan la vida, al menos durante algunos meses. Y eso es importante. Habría que pedir sencillamente que los representantes que tienen que tomar las decisiones actúen con inteligencia y sensatez sin causar trastornos innecesarios, sin gastos improcedentes o poco razonables y sin meterse en declaraciones hueras que para nada sirven. Los portavoces de los distintos grupos, unidos, pueden dar buen sentido y mejor camino a las acciones del equipo de Gobierno si ven que se desvían del camino lógico y pueden dejar de andarse en lo de "si este debe hacer esto y yo no quiero hacer lo otro". Sepamos que cuando el que gobierna se pone obstinado piensa que la ciudad es suya y que puede hacer lo que le parece bien sin atender a la simple posibilidad de que puede equivocarse. Y cuando la oposición cae en la demagogia acaba por querer engañarnos a todos y entonces no se arregla nada. Aseguran unos que ese es el lugar ideal; dicen los otros que hay otros sitios mucho mejores para lo que se quiere hacer y más amplios. Los que tienen que sufrir el arreglo de cerca se encampanan, tanto aquí como en la Avenida de Carlos Pinilla y al ponerse nerviosos pueden empezar a perder parte de razón. Hay que llegar a acuerdos asumibles en su mayor parte, dando libertad a todos los que quieran exponer algo, contrastar necesidades y posibilidades y no dejar que se pudra el problema, que es perder un tiempo precioso que no se tiene. Zamora lleva soportando demoras incomprensibles desde hace muchos años a causa de las desavenencias, muchas veces personales, de los que deberían estar para ponerse de acuerdo y no para aprovechar cualquier tema para liarse y ver quien es más y se sale con la suya. Están ahí para representar a sus conciudadanos y no por ellos mismos.
Al final el quid está en que queremos todo y no estamos dispuestos a ceder en nada; así no se logra que vaya adelante ningún proyecto o que se acelere ninguna obra. Se quejan algunos hasta de que arreglen las calles, en lugar de pedir que el arreglo llegue a todas las calles; se quejan otros de que el futuro puente es exiguo o feo, en vez de exigir tres puentes más; se quejan todos de no tener un sitio para acontecimientos generales y grandes concentraciones, pero no hacen más que criticar las obras que se quieren llevar a cabo. Y así casi todo? ¡Qué difíciles somos en Zamora!
Tres notas breves. Primero, no sé yo no esta historia no se repetirá más o menos igual en todas las ciudades, que a veces pensamos que en otras partes atan a los perros con longanizas (aunque lo mismo sí que se gestionan con algo más de eficacia). Segundo, estoy intrigado con el desarrollo del "famoso caso del polígono que quieren construir en Villagodio" (bastantes similitudes con "el caso del parking"). Y tercero, en los comentarios al artículo que dejo, alguien escribe: "A los que dicen que ellos no tienen garajes en sus casas decirles que tienen dos parkings a menos de 300 metros". Un infinitivo (decirles) de los que hablaba el otro día. Empiezan a formar parte del uso. Antes (hace no mucho tiempo) hubiéramos leído "quiero decirles" o "les digo".
1 comentario:
vaya, abrí un flog con un nombre parecido al tuyo, sacado también del disco de Migala; el mío es Restos de Incendios... saludos
(te encontré a través del buscador, claro)
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