Las personas como Manuel y su padre, pensó Julio, se vestían de dentro afuera, de modo que cada día, al levantarse, se colocaban las ideas, y sobre las ideas las vísceras y sobre las vísceras los músculos, así hasta llegar a los tejidos de la ropa. Él, en cambio, se vestía de fuera adentro. Primero se ponía el mono de motorista y, debajo, la ropa informal previsible en un decorador, y luego la epidermis, la dermis, las costillas..., esperando que todo aquel decorado exterior diera lugar a un carácter original, a un pensamiento diferente, a una forma de enfrentarse al mundo insólita. ¿Lo lograba? [...]. Las personas como él siempre venían de un sitio y se dirigían a otro. Mantenían con el presente la relación de trámite que se mantiene con un aeropuerto.
Juan José Millás, Laura y Julio.
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